Reportaje exclusivo a Alfonso Riera, director de Front Consulting Venezuela, socio de FCI en el país
F.C.I.: ¿Cómo se comportaron las franquicias en el 2016 en Venezuela?
A.R.: Venezuela vive una de sus coyunturas más complejas de su historia contemporánea, presentando cierre de empresas, desempleo, inflación, contracción económica, escasez y emigración sin precedentes. No obstante las franquicias no escapan de esta realidad, su comportamiento en el 2016 arrojó resultados dignos de mencionar:
Desde la última actualización del censo nacional de franquicias (octubre 2014) hasta la reciente actualización integral de las estadísticas del sector (septiembre 2016), hubo un leve incremento de empresas franquiciantes: de 530 pasaron a 553. Esto no significa que simplemente se sumaron 23 nuevas, sino que entre las 66 que se desincorporaron y las 89 que se agregaron al sistema, arrojó un balance positivo. Ello ocurrió principalmente debido a que las franquicias se convirtieron en un sector refugio como manera de diversificación de riesgos: mejor continuar o atreverse con socios operadores que solos. Igualmente por la propia presión social, al ser en crisis más evidentes y resaltantes los negocios viables que están dando resultados, son como oasis en desiertos, y esto llama la atención de los ciudadanos que se acercan y solicitan ser incorporados a ser parte de ese éxito. Así franquiciando los negocios es una vía para dar entrada a esa inquietud social. Por ello la cantidad de nuevos conceptos.
A pesar del aumento de franquiciantes, disminuyó el número de empleos generados por el sector de 105.320 a 97.962 y se mantuvo casi igual el número de unidades con 12.500, concluyendo que el perfil de franquiciantes migró hacia empresas de menor dimensión.
La generalidad de los sectores ha sufrido mermas en sus resultados (ventas), pero los más afectados fueron los sectores más dependientes de las importaciones y los vinculados a productos o servicios regulados debido a la existencia de estrictos controles de cambio y precios, entre ellos: moda y confección, mobiliario y construcción, distribución de alimentos, jugueterías, joyería y bisutería, oficina y computación, farmacias, entre otros. No obstante hubo sectores que mostraron menos afectación por su versatilidad en sustitución de productos o por basarse en ausencia de inventarios (servicios) tales como el de gastronomía (especialmente fast food), estética y salud corporal, educación (especialmente la infantil), ocio y entretenimiento.
El interés de los venezolanos en las franquicias se mantuvo con cierta intensidad, especialmente por parte de aquellos grupos conscientes que en crisis aún se presentan oportunidades y del peligro de estancarse en medio de economías hiperinflacionarias. Los inversionistas mayormente se animaron a adquirir franquicias de inversión moderada (micro franquicias o de rango medio) y generalmente apalancadas con créditos locales por ser estos lógicas opciones derivadas de la distorsión de tener una inflación muy superior a las tasas activas bancarias.
Es de hacer notar que los anteriores comentarios no consideran las consecuencias aún no cuantificadas de los acontecimientos de finales del 2016 y comienzos del 2017, en los que se incrementaron las fiscalizaciones y cierres forzosos de comercios, obligación a comerciantes de vender a descuentos, detención de algunos empresarios, contracción de liquidez debido a las medidas de desuso de los actuales billetes, cierre de fronteras, entre otros.
F.C.I.: En materia de importación o exportación de franquicias: ¿Cuáles fueron las novedades en el año que pasó?
A.R.: Venezuela dejó de ser un país importador de franquicias principalmente por el control de cambios que dificulta en extremo el pago de compromisos en divisas. De las 15 franquicias anuales promedio que ingresaban a Venezuela en años anteriores, solo se han reportado pocas nuevas marcas extranjeras en los últimos 24 meses, mayormente en el ramo de moda y confección adquiridas por grupos económicos locales que ya venían operando otras marcas y que pudieron diluir gastos por economía de escala en estructuras ya creadas y de alguna forma supieron sortear la obtención de divisas para sus operaciones. En la totalidad de los casos estas franquicias han sido adquiridas del extranjero pero desarrolladas por los franquiciados maestros de forma corporativa dentro del territorio (abren todas las tiendas propias). Hoy día de las 553 franquicias que operan en Venezuela, el 62% son nacionales y el 38% extranjeras.
Lo contrario ha ocurrido en materia de exportación, tanto de franquicias como de franquiciados.
Desde la perspectiva de los franquiciantes, esta se incrementó exponencialmente debido a la necesidad de procurar nuevos mercados y generar divisas. En este sentido unas 86 franquicias venezolanas tienen abierta al menos 1 tienda en el exterior y hemos reportado unas 30 adicionales que se avisan listas para intentarlo. Franquicias como EPK, Churromanía, Full Pizza, Inmobilia, Perfumes Factory, Spa Manos, Salvador Peluquerías, Depilarte, lideran la actividad exportadora en una clara mayoría perteneciente a sectores de estética y gastronomía. La avidez de explorar nuevos mercados nos advierte un riesgo de ser intentado por franquicias que aún no estarían totalmente preparadas para ejecutarlo. Igualmente se observó un alto porcentaje de casos (cerca de un 80%) en los que los franquiciados son igualmente venezolanos o con alguna vinculación local (familiares de los franquiciantes o extranjeros que vivieron en Venezuela). Los destinos más comunes han sido: Panamá, República Dominicana, Colombia, Costa Rica, EEUU (Florida) y Perú.
Igualmente, debido a la actual diáspora, Venezuela se ha convertido en el país mayor exportador de franquiciados del mundo. Más de 2 millones han emigrado y muchos han encontrado en las franquicias una de las vías menos riesgosas de emprender en sus nuevos destinos. Ha sido difícil precisar estadísticas, pero se estiman más de 500 las franquicias, entre individuales y maestras, que han sido adquiridas por venezolanos en el exterior.
F.C.I.: ¿Qué rubro nuevo, novedad o tendencia apareció en Venezuela en el 2016?
A.R.: La coyuntura actual ha llevado a los empresarios venezolanos a comprobar las bondades del sistema de franquicias, ratificando su versatilidad en tiempos complejos. Las redes de franquicias han sido menos vulnerables ante los múltiples problemas y la escasez, ya que la voluntad de varios dueños trabajando para un mismo fin (franquiciante y franquiciados) siempre será más efectiva que la individual, es decir, varias mentes concentradas en un problema suelen encontrar una solución más pronta. Igualmente la naturaleza gregaria del sistema permite hacer catarsis; el solo reunirse en grupos y compartir experiencias aumenta el estado de ánimo y la probabilidad de encontrar alternativas. Por ellos se ha recomendado a los franquiciantes el aumentar la frecuencia de sus encuentros y convenciones e incluso sumarle tallares técnicos y motivacionales.
Otra novedad es la proliferación de lo que he denominado la “Intra Franquicia”: formatos de colaboracionismo empresarial no ofrecidos abiertamente a la sociedad sino exclusivamente a grupos de interés de un cercano entorno, comúnmente empleados, familiares o alumnos. Esto ha permitido la franquiciabilidad de negocios pequeños y medianos que, sin haber arribado a altos niveles de tecnicismo ni estandarización, ejecutan la franquicia basadas en la confianza, esfuerzo y buena voluntad, invitando a allegados a codesarrollar el “kowhow” desde etapas iniciales.
F.C.I.: ¿Cómo proyectas el 2017 y como vislumbras la internacionalización de franquicias en tu país? ¿Habrá Oportunidades?
A.R.: El 2017 pareciera ser un año de grandes expectativas para Venezuela. En caso de extenderse el modelo presente, no queda sino predecir la profundización del deterioro económico y empresarial y difícilmente las franquicias no se vean afectadas por sus consecuencias. Pero si ocurren virajes que permitan encauzar la economía, que tarde o temprano ocurrirán, podremos ser testigos de uno de los rebotes más intensos, quizás mayor o proporcional al propio declive experimentado, que sin dudas colocarán a Venezuela en la posición económica que merece. No cabe duda que las franquicias seguirán siendo protagonistas en ambos casos, como baluartes de resiliencia empresarial o como factores vitales de reconstrucción. Confiados en el mejor de los porvenires, la pregunta es: ¿quién se atreve a sacar ventajas activándose en estos momentos?, pues los que se animen tendrán un paso adelante!